La verdadera pobreza

Creo que la verdadera pobreza de uno es no ser capaz de cambiar, de mantener las mismas reacciones o actitudes que no contribuyen a la armonía, a que la atmósfera en que nos desenvolvamos sea cálida y afectiva. Hay tantas personas duras de corazón, rígidas, detenidas en el tiempo... que pienso, y siento que es necesario ser más flexibles y sensibles.

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