Equilibrio

Cuando somos muy emocionales, muy sentimentales, corremos el riesgo de volvernos crueles si nuestros deseos e intereses se ven contrariados. Por otro lado, ser sólo mentales tampoco es la solución para afrontar nuestras experiencias. Creo que un justo equilibrio entre pensamiento y sentimiento es necesario, es decir, que tanto el cerebro como el corazón funcionen armónicamente.

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